Cada día, miles de personas enfrentan enfermedades que solo pueden superarse con un trasplante de médula ósea. Entre ellas, hay niños como Victoria Esperanza, cuya lucha nos interpela y nos une. Su tratamiento no está respondiendo como se esperaba, y ahora necesita algo que solo tú puedes ofrecer: una oportunidad real de vida.
Ser donante de médula no es un acto heroico reservado a unos pocos. Es un gesto sencillo, voluntario y profundamente humano. Basta con tener entre 18 y 40 años, gozar de buena salud y acercarse a un centro de donación de sangre. Con una simple muestra, entrarás en el Registro Nacional de Donantes de CPH y podrías ser la coincidencia que alguien espera con urgencia.
Gracias a quienes ya han dado este paso, se han logrado avances extraordinarios. Se han encontrado compatibilidades, se han iniciado tratamientos, se han encendido nuevas esperanzas. Pero aún no es suficiente. Victoria Esperanza y muchas personas como ella siguen esperando.
No se trata solo de salvar una vida. Se trata de devolverle a una familia la sonrisa de su hija, de permitir que un paciente vuelva a caminar, de regalar años, abrazos, historias. Se trata de ti, de tu capacidad de transformar el dolor en esperanza.
#TuVictoriaEsMiEsperanza
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